Pasar de un sistema excluyente a uno incluyente, no pude hacerse, sin cambiar el concepto de educación.
Este concepto giraba, en el pasado, sobre el sistema y sus estructuras, la preocupación era por la calidad del sistema, el ajuste del sistema y la potencia del sistema. Esta concepción dejaba por fuera el sujeto y su cultura individual y colectiva. Dejaba por fuera el otro. En estas condiciones el derecho a la educación y el educar mismo eran pensados como una función necesaria y vital para una sociedad.
¿Qué entendemos por cultura de la
diversidad?
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